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IN MEMORIAM
PALOMA GARCÍA PICAZO

Nuestra compañera Paloma García Picazo falleció el pasado 11 de agosto. Para la pequeña comunidad que formamos los profesores de Relaciones Internacionales en España es una gran pérdida. Paloma era una internacionalista, una profesora universitaria que, como ella misma escribió, «trabaja a tiempo completo en la UNED».
Cuando me encargaron que escribiera este Obituario dudé; pensé inmediatamente que mi relación con Paloma había sido amable en lo personal e interesante en lo intelectual, pero que nunca habíamos compartido un espacio de amistad. Mis dudas se desvanecieron cuando leí la presentación de Paloma en su página web: «Si desea conocer, estimado/a visitante, quién es esta persona consulte lo que haya escrito y publicado como texto propio».
Leí antes que conocí a Paloma. En 1992, como miembro de su tribunal de tesis doctoral recibí dos volúmenes, de 500 páginas cada uno de ellos, con el título de «Mente y mundo. Aproximación sistémica a las Relaciones Internacionales desde la cultura». Para entonces, Paloma ya se había construido, en sus propias palabras, como «trabajadora intelectual» y durante ese camino se encontró con las Relaciones Internacionales. Cuando la conocí era, intelectualmente hablando, una persona muy madura que se iniciaba en las Relaciones Internacionales en un momento óptimo para su agenda de investigación, ya que el fin de la guerra fría había abierto nuevos debates en los que la civilización, la cultura o la religión ocupaban el centro de atención. La tesis de Paloma coincidió en el tiempo con la publicación en Foreign Affairs del archiconocido, y no menos criticado, artículo «The Clash of Civilizations?» de Samuel Hungtington.
Su tesis doctoral fue para mí la primera aproximación al mundo intelectual de Paloma, rico, complejo y muy personal. Me encontré con una tesis que me abrumó, por las fuentes que manejaba, y me sorprendió, con dibujos coloreados a mano, gráficos propios de la botánica, recursos a la dualidad yin-yang o citas en griego clásico. Lo que realmente interesaba a Paloma, la Historia Cultural (Kulturgeschichte), se encontraba en dicha tesis con las Relaciones Internacionales. No era una tesis sobre la cultura como factor para analizar las Relaciones Internacionales, ni mucho menos. Las Relaciones Internacionales eran vistas como «emanación del desarrollo cultural global de la humanidad». Una tesis ambiciosa que perseguía una aproximación personal y global a la disciplina y que satisfacía enormemente a su Director, Roberto Mesa, un hombre culto, y al Presidente del tribunal, Antonio Truyol, quien inspiró a Paloma en buena parte de su trabajo como he podido comprobar a lo largo de los años. Otros miembros del tribunal estábamos más «desorientados», recuerdo que se habló de una tesis posmoderna. En suma, Paloma hizo su entrada en las Relaciones Internacionales con un bagaje muy personal (una gran cultura formada desde su infancia en centros de educación alemanes), una aproximación española a la disciplina siguiendo los pasos del Profesor Truyol y una epistemologia construida a lo largo de su formación académica en el ámbito de la filosofía y de las ciencias sociales. En este último terreno, Paloma agradecía con profunda convicción al Sociólogo Jesús Ibáñez haberla formado en su reflexividad, su dimensión intersubjetiva y su capacidad para ver en las Relaciones Internacionales algo más que un instrumento para la creación de conocimiento, verlas como un instrumento de intervención social. Esto último formaba parte de su filosofía de vida. En su página web Paloma escribió: «Creer en la humanidad implica estudiar las condiciones de su existencia y tratar de mejorarlas, cada cual según sus posibilidades, con buena fe y espíritu de progreso genuino».
La tesis doctoral le abrió, a una edad algo más avanzada de lo habitual, las puertas de la vida docente e investigadora en la Universidad española. Se incorporó a la UNED, como profesora ayudante, en marzo de 1993, y desde 1997 fue profesora titular en dicha Universidad, como ella misma escribió «a tiempo completo»; un tiempo completo que ha sido muy productivo. Deja tras de sí una obra amplia tanto a nivel docente como investigador, si es que se pueden separar ambas cosas. Buena parte de sus textos tienen finalidad docente y los temas trabajados en proyectos de investigación o másters especializados han dado lugar a publicaciones. En su Teoría breve de Relaciones Internacionales, Paloma escribió: «Como docente e investigadora aspiro a encontrar un “nicho ecológico” en el que desempeñar mi trabajo con la suficiente calma para que este sea el adecuado, equilibrado entre la función de leer y estudiar, por un lado, y transmitir los resultados de ello, por el otro».
Recordar a Paloma comporta recordar su obra, un trabajo continuado de reflexión sobre las Relaciones Internacionales en tanto que «sistemas de pensamiento» (la mente de su tesis) y en tanto que «órdenes de la realidad» (el mundo de su tesis), pero sobre todo en torno a la interacción entre ambos. Parte de su reflexión la hizo acompañada del Profesor Truyol, con quien compartía querencias, como la aproximación kantiana a la sociedad internacional (filtrada por Grocio en el caso de Antonio Truyol) o su defensa de la interdisciplinariedad. Tenían muchas cosas en común: la formación en lengua alemana (Antonio Truyol nació en el Sarre); los dos tenían amplio conocimiento de lenguas (Paloma dominaba nueve lenguas) y compartían interés por los clásicos, así como por la filosofía política y jurídica, y creencias religiosas. Dicha influencia reforzó, sin duda, la aproximación holística de Paloma a las Relaciones Internacionales, su ambición de teoría global, pero también marcó su agenda de investigación. De los siete libros que publicó Paloma como autora individual, uno deja sentir especialmente la influencia directa del Profesor Truyol, La Idea de Europa: Historia, Cultura, Política, publicado en 2008. Es un libro que reúne la pasión de Paloma por los clásicos y que elabora, a partir de trabajos de Antonio Truyol, el recorrido de la idea de Europa desde la antigüedad hasta los debates más actuales en Relaciones Internacionales que abordan la alteridad (el Otro como constructor de identidad) o sustancian la aproximación post-colonial.
Los títulos de sus libros son bien elocuentes sobre quien escribe. El subtítulo de su primer libro, publicado en 1998, Las Relaciones Internacionales en el siglo xx: la contienda teórica. Hacia una visión reflexiva y crítica es todo un manifiesto. A este siguió, en 2000, ¿Qué es esa cosa llamada Relaciones Internacionales? Tres lecciones de autodeterminación y algunas consideraciones indeterministas. Sin voluntad de exhaustividad hay que recordar que, además de La idea de Europa, publicó con la editorial Tecnos otras tres monografías: La investigación del medio internacional. Fundamentos teóricos y conceptuales, métodos y técnicas, en 2012; La guerra y la paz en teoría. Un recorrido por la historia y el pensamiento de los clásicos internacionales, en 2016 y, en 2017, publicó su último libro, la quinta edición de su Teoría breve de Relaciones Internacionales. Los lectores de Paloma saben muy bien que, en su caso, lo de «breve» es un oxímoron. Este libro como los demás de Paloma han sido obras pensadas para formar, no para aprobar, como diría ella; un pensamiento pausado y sólidamente referenciado.
Paloma deja tras de sí un perfil propio en la academia española en Relaciones Internacionales, con una producción dominada por una visión ideacional de las Relaciones Internacionales, basada en los clásicos («una parte sustancial de la mejor teoría internacional pasa por el conocimiento de los clásicos») y en una profunda reflexión sobre la producción de conocimiento. Su aproximación reflectivista, crítica y normativa pretende comprender y transformar un mundo que «no es un balneario», en sus propios términos. Quizá por ello su trabajo de los últimos años, en cursos, artículos y capítulos en libros, estaba centrado en temas como la violencia de género.
La lectura de Paloma no siempre es fácil, pero no hay duda de que ha innovado en la academia española de Relaciones Internacionales. Tomo prestadas las siempre ocurrentes palabras de Roberto Mesa, quien al igual que Paloma nos dejó demasiado pronto. En el año 2001 escribió: «La profesora García Picazo está entregada, pausada y reflexivamente, a una tarea que puede revelarse como fundamental para el estudio de las Relaciones Internacionales, no solo en el ámbito cerrado de nuestro país. Este es su mayor reto y quizá también su flanco académico más frívolamente criticable: coloca el listón intelectual muy alto. Pero, en última instancia, este no es su defecto. Otro tanto, sigo en lo formal, podría decirse del estilo de la autora que, aviesamente, podría tacharse de oscuro. Alguno de estos hipotéticos críticos, de haberlos, ignoraría que el lenguaje filosófico tiene sus reglas. Pero, en cualquier caso, no podría ser yo precisamente el que arrojase la piedra acusatoria del barroquismo».
Paloma tenía la costumbre de acabar el prefacio de sus libros con el lugar, la fecha y la festividad del día correspondiente. En homenaje a ella, así lo hacemos.
Esther Barbé Izuel
Barcelona, 14 de diciembre de 2018
Festividad de San Juan de la Cruz